martes, 8 de noviembre de 2011

Duros a cuatro pesetas o la fábula de los monos

Hay una fábula que es conocida por la mayoría de los "especuladores" de los mercados financieros, aunque no tanto por la gente ajena a ese mundo.

Esta es la historia de un pueblo que tenía cerca un bosque donde vivían muchísimos monos. La gente del pueblo tenía sus trabajos, panadero, zapatero, frutero,... y llevaba una vida tranquila y sosegada, sin mucho estrés. Un día, llegó al pueblo un señor de la gran ciudad con mucho dinero en un coche imponente y alquiló un local comercial en la plaza del pueblo. En la puerta del local puso un cartel que decía "Se compran monos, 5 euros cada uno".

La gente del pueblo pensó que se podría sacar un dinerillo extra cazando monos, ya que en el bosque que había al lado del pueblo había monos a montones, así que la mayoría de la gente del pueblo, al terminar sus tareas cotidianas, iba al bosque, cazaban monos y se los llevaban al señor, éste los metía en jaulas. Así fueron pasando los días y los monos del bosque fueron menguando, cada vez era más difícil cazar monos, así que la gente del pueblo se desinteresó del asunto, cada vez eran menos los que iban a por monos ya que por 5 euros no les compensaba el esfuerzo.


Días después, el cartel cambió, "Se compran monos, 10 euros cada uno". ¡¡Caramba!! parece un precio interesante, pensaron en el pueblo, así que la gente volvió al bosque a por monos. Algunos dejaron sus trabajos de toda la vida para ir al bosque a por monos ya que en ese momento ganaban más con la venta de monos que con su trabajo de toda la vida. Era más difícil encontrarlos, pero el precio compensaba. Al igual que pasó la primera vez, bajó bastante el número de monos que había en el bosque y el asunto de cazar monos se había vuelto a complicar. Volvió a dejar de compensar por ese precio.

El señor de la ciudad se dio cuenta de que la situación se repetía así que volvió a cambiar el cartel. Ahora los monos se pagaban a ¡¡40 euros!! la pieza, una cantidad nada despreciable para la gente del pueblo, que volvieron al bosque y acabaron prácticamente con los monos.

Un día, el señor de la ciudad no fue a abrir su local de compra de monos, en su lugar mandó a su secretario, el cual le excusó diciendo que tenía cosas que hacer y que durante unos días él se encargaría de la compra de monos. La gente del pueblo le comentó al secretario que prácticamente no quedaban monos en el bosque y que era muy difícil cazarlos. Entonces al secretario se le ocurrió una idea, vendería a los aldeanos los monos que están en la tienda a 30 euros la pieza y así, cuando volviese su jefe, podrían vendérselos a este por 40 euros. La gente del pueblo se quedó encantada, parecía un negocio fácil, todos corrieron a por dinero para comprar monos, rompieron sus huchas, lo sacaron del banco, algunos, los más atrevidos, hipotecaron sus casas para poder disponer de más dinero. Todos fueron a comprar monos hasta tal punto que no quedaron monos en la tienda. 

El secretario recogió el dinero y se fue. Nadie volvió a saber nada del señor de la ciudad y su secretario.

Así son los mercados financieros y sino que se lo pregunten a los que compraron acciones de Terra a ciento y pico o los que compraron subprime pensando que se iban a forrar.

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